Pensar en el ciclo de vida del desarrollo de software no tiene por qué ser una pesadilla. Por el contrario, se trata de una oportunidad para planear la idea y contemplar todos los posibles escenarios de manera anticipada. Aquí encuentras una guía breve sobre este tema.
El ciclo de vida del desarrollo de software (SDLC – Systems Development Life Cycle) es una estructura que nos ayuda a validar que todas las fases de desarrollo estén incluidas y que se cumpla con los requerimientos iniciales, utilizando los métodos idóneos.
Dicho de otra manera, es una hoja de ruta en la que podremos plasmar todo lo que necesitamos y analizar distintos escenarios con el fin de evitar sobrecostos en el desarrollo y garantizar el cumplimiento de la promesa al cliente.
Más allá del desarrollo
La falta de claridad en los requerimientos genera reprocesos, tareas que deben repetirse o funciones complicadas: todo esto termina afectando el presupuesto. No obstante, aquí revisaremos cómo aplicar fácilmente el ciclo de vida del desarrollo de software, teniendo en cuenta sus distintas fases.
Comunicación: Es la génesis de todo el proyecto. Es fundamental comprender la idea de lo que necesitamos, expresarla claramente y delinear los alcances. Qué queremos en este proyecto, y qué no queremos.
Planificación: Es el momento para evaluar el contexto. Analizar la viabilidad del proyecto, sus posibles riesgos, los costos asociados e incluso los plazos de entrega. En la primera parte definimos qué queremos; en esta segunda parte cómo lo haremos.
Análisis: ¿Qué hará el software? ¿Qué funciones debe tener? ¿Hay que contemplar alguna integración? ¿Requisitos a futuro? ¿Puede generar conflictos con otras aplicaciones corporativas que ya se estén usando?
Responder a todas estas preguntas y muchas otras hace parte de la fase de análisis. Lo primordial es que el desarrollo debe ser práctico. Debe resolver el problema que se planteó en un inicio, evitando elementos adicionales que no sean vitales para el proyecto.
Diseño: En esta parte empezamos a traducir todo lo anterior en elementos más concretos. Se define la estructura del software. Es indispensable trabajar de manera iterativa (presentando avances con cierta periodicidad), para validar que el proyecto se dirige en la dirección correcta y en caso de requerir ajustes, realizarlos en el momento indicado.
Implementación: Llegamos al momento del desarrollo, la hora de la programación. Es esencial elegir un lenguaje que permita crear soluciones rápidas y que no resulte indescifrable. Pensar en una lógica muy simple es vital.
Aunque hay muchas maneras de cumplir con esta fase del ciclo de vida del desarrollo de software, hay quienes prefieren realizar desarrollos por funcionalidades y entregarlos uno por uno, revisando que cada función cumpla con su propósito sin complicaciones.
Pruebas: No hay un mínimo de pruebas: a veces cuando piensas que el desarrollo no puede estar mejor y que está listo para entregarse, sale una actualización de alguna de las integraciones que obliga a una nueva prueba.
Aquí es fundamental realizar tantas pruebas como sea posible a nivel de funcionalidades, paneles, módulos y productos en general. Incluso probar a cometer errores puede ayudar a entregar una mejor experiencia al cliente final.
Despliegue: Es momento de poner el producto en funcionamiento. Por más pruebas que se hayan hecho durante el ciclo de vida del desarrollo del software, es posible que se presenten inconvenientes. Los conflictos no tardan en aparecer en un despliegue, pero es algo normal en cualquier implementación.
Mantenimiento: Para obtener el máximo provecho de cualquier desarrollo de software es importante contemplar el mantenimiento correctivo (ajustar sus posibles fallas), adaptativo (para adaptarlo a nuevas redes o nuevos sistemas operativos, por ejemplo) y perfectivo (para agregarle nuevas funcionalidades).
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